Es penoso ver como nuestros jóvenes están cayendo en el bajo mundo de las drogas, de forma que, cuando muchos salen de los centros de diversión, se les escucha decir: ¡dame la vaina! Refiriéndose a la droga.
Este triste drama se está produciendo en nuestros principales barrios, hasta el punto de que, en algunos de ellos se vende droga a cualquier hora, como si fuera azúcar.
Es necesario extender a esos sectores programas educativos, deportivos y de orientación, para cambiar el rumbo de esos jóvenes que están envueltos en ese maldito flagelo, que se ha llevado a muchos a la muerte a destiempo.
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