Dos Minutos
Por: Luís García Dubus
PARÉNTESIS DE SILENCIO
Marcos 6, 30-34
Hace muchos años escuché un cuento que no entendí.
Se trataba de dos leñadores que se pasaron el día entero cortando leña.
Uno de ellos, dice el cuento, era tan fuerte que no necesitó nunca descansar, y trabajó durante todo el día sin parar.
El otro, en cambio, siendo más débil, se detenía a descansar diez minutos cada hora.
La sorpresa fue que, al final del día, el débil había cortado más leña que el fuerte.
“¡No lo entiendo”! dijo el fuerte. “¿Cómo lo lograste...?” A lo que el débil respondió tranquilamente:
“Lo que pasa es que durante eso diez minutos, además de descansar, yo aprovechaba y afilaba el hacha...”
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La primera vez que leí el evangelio de este domingo (Marcos 6, 30-34) tampoco lo entendí.
Resulta que los apóstoles vuelven donde el Señor, contentísimos por lo bien que les había ido en su misión de evangelizadores.
Parece que muchas personas les habían seguido, porque dice que estaban rodeados de tanta gente “que no les quedaba tiempo ni para comer”.
La misión había sido un éxito. La gente estaba entusiasmada. Y, en ese preciso momento, se le ocurre al Señor decir:
“VAMOS SOLOS A UN SITIO TRANQUILO,
PARA DESCANSAR UN POCO”.
El quería alejarlos de la gente, para que estuvieran un rato solo con él.
Quería que descansaran, que se tranquilizaran, que recuperaran sus fuerzas.
Parecía estar cumpliendo lo predicho en el Salmo 23:
“EL SEÑOR ME CONDUCE HACIA
FUENTES TRANQUILAS
Y REPARA MIS FUERZAS”.
Quizás si juntamos el cuento de los leñadores con el evangelio de hoy, encontremos el mismo mensaje ¿No le parece?
Sé que en medio de este río de tensiones en el que vivimos hoy, hay personas que saben cerrar los ojos y hacer PARÉNTESIS DE SILENCIO en presencia del Señor.
Son personas que se reconocen débiles, y atienden al llamado del Señor de estar un rato a solas con él.
La buena noticia de hoy es que esa presencia del Señor es ahora tan real y tan fortalecedora como antes.
Y que el Señor nos invita a que, al menos una vez al día, hagamos un PARÉNTESIS DE SILENCIO para estar a solas con El y hablar de corazón a corazón.
Si usted tiene la suerte de sentirse débil, queda formalmente invitado. Puede hacerlo en este mismo instante. Probablemente este sea un buen momento.
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