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jueves, 23 de abril de 2009

EL EXTRAÑO

Unos cuantos años después que yo naciera,

mi padre conoció a un extraño, recién

llegado a nuestra pequeña población.

Desde el principio, mi padre quedó

fascinado con este encantador personaje,

y enseguida lo invitó a que viviera con

nuestra familia. El extraño aceptó y

desde entonces ha estado con nosotros..

Mientras yo crecía, nunca pregunté su

lugar en mi familia; en mi mente joven

ya tenía un lugar muy especial.

Mis padres eran instructores

complementarios: Mi mamá me enseñó lo

que era bueno y lo que era malo y mi

papá me enseñó a obedecer. Pero el

extraño era nuestro narrador.

Nos mantenía hechizados por horas con

aventuras, misterios y comedias.

El siempre tenía respuestas para

cualquier cosa que quisiéramos saber

de política, historia o ciencia.

¡Conocía todo lo del pasado, del

presente y hasta podía predecir el

futuro! Llevó a mi familia al primer

partido de fútbol.

Me hacia reír, y me hacía llorar.

El extraño nunca paraba de hablar,

pero a mi padre no le importaba.

A veces, mi mamá se levantaba

temprano y callada, mientras que el

resto de nosotros estábamos

pendientes para escuchar lo que

tenía que decir, pero ella se iba

a la cocina para tener paz y

tranquilidad.

Ahora me pregunto si ella habría

orado alguna vez, para que el

extraño se fuera.)

Mi padre dirigió nuestro hogar con

ciertas convicciones morales, pero

el extraño nunca se sentía obligado

para honrarlas. Las blasfemias,

las malas palabras, por ejemplo,

no se permitían en nuestra casa…

Ni de nosotros, ni de nuestros amigos

o de cualquier visitante.

Sin embargo, nuestro visitante de

largo plazo, lograba pronunciar la

palabra esa, "HP", y otras que

quemaban mis oídos e hicieron

que papá se retorciera y mi madre

se ruborizara.

Mi papá nunca nos dio permiso para

tomar alcohol. Pero el extraño nos

animó a intentarlo y a hacerlo

regularmente.

Hizo que los cigarrillos parecieran

frescos e inofensivos, y que los

cigarros y las pipas se vieran

distinguidas.

Hablaba libremente (demasiado) sobre

sexo. Sus comentarios eran a veces

evidentes, otras sugestivos, y

generalmente vergonzosos.

Ahora sé que mis conceptos sobre

relaciones fueron influenciados

fuertemente durante mi adolescencia

por el extraño.

Repetidas veces lo reprendieron y

raramente hizo caso a los valores

de mis padres y NUNCA le pidieron

que se fuera.

Han pasado más de cincuenta años

desde que el extraño se mudó con

nuestra familia. Desde entonces

ha cambiado mucho; ya no es tan

fascinante como era al principio.

No obstante, si hoy usted pudiera

entrar en la guarida de mis

padres, todavía lo encontraría

sentado en su esquina, esperando

a alguien para que escuchara sus

charlas y para verlo dibujar sus

cuadros..

¿Su nombre?

Nosotros lo llamamos t e l e v i s o r...

Nota:

Se requiere que este artículo

sea leído en cada hogar.

¡Ahora tiene una esposa que se

llama Computadora y un hijo que

se llama Celular!

COLABORACION DE : GABRIEL FELIPE POLANCO

COMENTARIOS:

Aquiles Duran ha escrito a las 21:55 del 23 de abril excelente, Felipe. Marisol Nazareth ha escrito a las 22:02 del 23 de abril
WOW un extranio que entra y se queda en muchos de nuestros hogares. Manuel Romero ha escrito a las 22:37 del 23 de abril
muy bien jejeje, me mantuvo intrigado hasta el final jejej. Ingrid Amaro ha escrito a las 23:02 del 23 de abril
Me encanto, pero yo si estoy casi por votar al extraño de la casa, a el lo quieren mas que a a una.

0 comentarios:

 
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